CAPÍTULO 1

Erase una vez en un bosque perdido de un pueblo perdido vivía Enano, más o menos plácidamente, con sus altibajos y sus preocupaciones, que le hacían tener insomnios hasta altas horas de la madrugada, pero que él sabía llevar muy bien, ya que él siempre tenía el dicho de: "si no tienes sueño, haz algo de provecho". Y así fue como este personaje de corta estatura conseguía hacer algo beneficioso en esas noches largas de desvelo.
El problema que tenía este enanito era que cuando conseguía por fin dormir, no había quien lo despertará, y además no teniendo compañia de ningún tipo en su casa en el bosque, pues no había quien lo trajera a este mundo, seguía en ese mundo de fantasías y sueños que a veces era incluso mejor que la realidad.

Al final siempre tenía que levantarse, porque los sueños no suelen ser eternos, ya que los sueños eternos son muy malos. Entonces empezaba a observar lo que sucedía a su alrededor, al principio le fastidió que ningún compatriota suyo de su región ganará nunca nada, y que aquellos seres de ojos rasgados o esos otros con aspecto yankee sí ganarán, estaba bastante molestó. Pero todo cambió cuando cayó en la cuenta que había un enano de un año mayor que él que se estaba haciendo de oro, ya sólo le quedaba un duelo con un troll chileno, que se decidiría al día siguiente.
Por estas cosas el enano estaba feliz y cuando dejó de observar lo que esta pasando y decidió ponerse a estudiar lo que tenía que estudiar para ser un enano culto en su vejez y poder hacer lo que él quisiera ejercer en la vida. Pero le faltaba motivación, no quería estudiar, aquel día no era el día, y pasó las horas muertas de la tarde, hablando con sus amigos para decidir si esa noche iban a verse las caras para pasar un buen rato.

Sus amigos eran de todas clases, no tenía un prototipo de amigo, pero siempre los elegía con mucha astucia, ya que el enano, solo se juntaba con lo mejor de su bosque. En el bosque vivían especies muy dispares: estaba Fénix, con sus grandes alas que siempre tenía conversación que darte y aunque no siempre estuvieras de acuerdo con él, al final acabarías dándole la razón; en el lago habitaba un ser bondadoso y cariñoso, era Hipocampo, que no dejaba de escuchar las preciosas voces de las sirenas vecinas, pero nunca las atacaba; el más parecido con nuestro amigo el enano era Gnomo que habitaba muy cerca de Fénix y que solía ser el mejor en todos los juegos que hiciera falta la habilidad de las manos. Este gnomo tan peculiar y chico tenía un primo, Centauro, que nos llevaba en su lomo a los sitios que queríamos ir.
Después de deliberar toda la tarde decidieron quedar para salir por la noche por el bosque en busca de aventuras y anécdotas que contar al siguiente día.

Quedaron a las doce cuando los hombres-lobo hacían su aparición en el bosque, pero el grupo de amigos no conocía el miedo, así que montados a lomo de Centauro y rumbo a un sitio tranquilo donde poder beber bebidas alcohólicas suministradas por Gnomo. Allí nos encontramos con Ent que también iba a salir con ellos, traía un tabaco muy especial, que no habían visto nunca Gnomo y Enano. Hipocampo había quedado también con su prima una ondina de cabellos morenos, que había venido acompañada de cuatro amigas más, las cuales pronto se marcharon. Apareció también Hada a la cual llevaban mucho tiempo sin ver los componentes del grupo.

Una vez que acabaron con sus bebidas decidieron ir a una cueva donde iba mucha gente a seguir bebiendo y seguir pasándolo bien, pero hubo varios problemas y es que solo dejaban entrar a Enano y a Centauro, el cancerbero de la puerta no dejaba entrar a los demás, solo a Hada. Entonces ellos tres se salieron de la cueva en busca de los otros compañeros, Gnomo y Ent no habían conseguido entrar en ningún lado, pero Hipocampo y Fénix habían conseguido que el cancerbero de una cueva cercana les dejara pasar.
Hasta ahí todo relativamente bien, todos dentro menos dos que estaban fuera, pero las normas que hay impuestas dentro de este grupo eran muy claras: "o entra todo el mundo o no entra nadie", así que todos se reunieron en el bosque para ver que hacían. Hipocampo se acordó que había una tercera cueva no muy lejos de aquí y que tenía invitaciones con las que el cancerbero no podría echarlos para atrás.

Después de 15 minutos caminando por el bosque y cruzando un río, llegaron a la cueva, pero para sorpresa de todos el cancerbero echó para atrás a Enano porque su indumentaria era "de sport", todos se empezaron a reír, no podían dar crédito a lo que les estaba ocurriendo, pero claro, no pudieron hacer nada, porque con los cancerberos... mejor pasar de ellos.

Ya que habían cruzado el río, los amigos decidieron ir a otra cueva a poco más de cinco minutos, la cuál no agradó a ninguno de los colegas, ya que allí solo había seres temibles y horrendos. Duraron poco allí.

De vuelta a casa tuvieron un percance con un centauro que les arrojó unos polvos venenosos y ellos empezaron a notar un picor en sus lenguas y en su nariz, pero bueno, no fue nada grave. Por el camino, decidieron volver a la primera cueva que habían intentado entrar y por desgracia, de nuevo la misma historia, el cancerbero solo dejó entrar a Centauro y a Enano, ¿qué habían visto en los demás? Malas pintas no, desde luego.

Ahora sí, era el fin de la aventura nocturna para ellos, que no fue quizás su noche soñada, pero como siempre, rieron y disfrutaron como niños. Poco les hace falta a estos amigos para pasarlo bien...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues weno como Hipocampo k soy me kito el sombrero ante tal obra literaria espero k sea una d las muxas k lea d este pekeño pero kerido ser ;) jejejeje

Anónimo dijo...

aki un servidor mas conocido como "Gnomo" felicita a su gran amigo Enano x este gran capitulo q esperemos q sea el primero de muchos cn estos personajes tan entrañables como protagonistas.

Reflexionando...

"Si lo ves en tu mente, lo tendrás en tu mano." (Bob Proctor en El Secreto)