Lo tenían claro, lo mejor, que las ninfas no les propusieran ningún tipo de plan, porque Enano y sus amigos el jueves no salieron, porque ellas no lo hacían, o eso, pensaban ellos, porque al final sí salieron. Pero no pasaba nada, ellos iban a pasar ese viernes de una noche de fiesta, alcohol y descontrol. Para esta noche tenían bajas considerables Gnomo estaba en la playa y Ent no podía salir. Sátiro también salió, y al fin recuperaron a Fénix.
Llegaron a donde siempre beben y allí estuvieron hasta las dos bebiendo, hablando y escuchando la música que ponía Centauro. A las dos decidieron ir a la cueva que siempre van, pero esta vez iban con la predisposición de que iban a entrar sí o sí.
La entrada a la cueva fue como siempre un punto crítico, pero que Enano y Centauro, en esa cueva en concreto, siempre pasaban con buena nota. El cancerbero también dejó entrar a Hipocampo y a Fénix, pero con un poco más de inconvenientes. ¡Al final todos estaban dentro! porque Sátiro y Fauno se fueron porque estaban cansados.
Una vez dentro, Centauro buscó a su amiga ninfa, esa que no iba a salir el jueves, pero que sí salió. Había que perdonarla, Centauro habló con ella un buen rato y mientras Hipocampo, Fénix y Enano hablaban, bailaban, bebían o le decían piropos a las ondinas que pasaban por su lado, se lo estaban pasando bien. Así fue toda la noche, dando vueltas y hablando de sus cosas, que también son importantes. Como Centauro tenía que levantarse temprano, decidieron irse pronto.
A Enano lo dejaron en su casita y allí reflexionó acerca de como le había ido el día y llegó a la conclusión de que en la vida hay trenes que hubo que haberlos cogido hace tiempo, pero que por una razón u otra no se cogieron y ahora seguramente estén muy lejos para volverlos a coger...
Llegaron a donde siempre beben y allí estuvieron hasta las dos bebiendo, hablando y escuchando la música que ponía Centauro. A las dos decidieron ir a la cueva que siempre van, pero esta vez iban con la predisposición de que iban a entrar sí o sí.
La entrada a la cueva fue como siempre un punto crítico, pero que Enano y Centauro, en esa cueva en concreto, siempre pasaban con buena nota. El cancerbero también dejó entrar a Hipocampo y a Fénix, pero con un poco más de inconvenientes. ¡Al final todos estaban dentro! porque Sátiro y Fauno se fueron porque estaban cansados.
Una vez dentro, Centauro buscó a su amiga ninfa, esa que no iba a salir el jueves, pero que sí salió. Había que perdonarla, Centauro habló con ella un buen rato y mientras Hipocampo, Fénix y Enano hablaban, bailaban, bebían o le decían piropos a las ondinas que pasaban por su lado, se lo estaban pasando bien. Así fue toda la noche, dando vueltas y hablando de sus cosas, que también son importantes. Como Centauro tenía que levantarse temprano, decidieron irse pronto.
A Enano lo dejaron en su casita y allí reflexionó acerca de como le había ido el día y llegó a la conclusión de que en la vida hay trenes que hubo que haberlos cogido hace tiempo, pero que por una razón u otra no se cogieron y ahora seguramente estén muy lejos para volverlos a coger...
Canciones de la noche
El Barrio - Quiéreme
Los Chunguitos - Mami
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